sábado, 1 de diciembre de 2007

ETERNAS PROMESAS

Sergio Sandoval fue 3 veces campeón nacional de bicicross y hoy carga un camión

“EL CHINO RÍOS” DEL SILENCIO

Una sociedad entera es la culpable de que valores como “el checho” se pierdan en un brusco cambio sin retorno, en donde factores como la plata, la motivación y las drogas deciden el futuro de calidades deportivas que no se ve en décadas.

Por Richard Sandoval Núñez.

Sergio Sandoval cumple en Mayo Próximo 29 años y aún vive en la misma pieza que cuando tenía 17, se levanta a las 6 de la mañana cada vez que suena el teléfono con una voz de vieja cascarrabias diciendo: “díganle al checho que a las 6 y media parte el camión”, y así parten sus días con la esperanza de subirse a una máquina y cargar escombros, con el proyecto de vida de empujar con la fuerza que no tiene el camión cuando se queda en panne en la autopista central. Y pensar que toda esa energía que hoy se ocupa cargando se podría enfocar levantando copas internacionales de bicicross o free style.

Sergio empezó en este deporte cuando tenía 14 años, en ese momento la profesora de educación física de su colegio, conocedora de su talento, lo invitó a participar de un interescolar en la pista del estadio municipal de San Bernardo, su ciudad natal y en la que vive hasta el día de hoy. Resultado: primer lugar. Entonces la presidenta del club de bicicross de San Bernardo se acercó de inmediato y lo invitó a defender sus colores.

Así comenzaron 2 años de puro éxito y proezas, un recorrido prácticamente épico de un joven sin recursos en un deporte en donde la bicicleta más barata costaba 200 mil pesos en plena década de los 90’, por lo que esas lucas se veían como algo casi imposible para alguien de su condición social.

A su padre justo le salió la jubilación y junto con hacer la ampliación de su vida en la casa le compró su primera bicicleta mínimamente digna a uno de sus amigos. Entonces Sergio, que era talento puro, no lo iba a pensar dos veces: lo ganaría todo en esos dos años de carrera.

“Me daba orgullo levantarme a las 5 de la mañana para irme en bici desde San BK a las Vizcachas en un viaje de casi 2 horas y ver pasar filas de camionetas 4x4 cargadas con bicicletas que costaban millones adelantándome como a un ciclista que lo mandaron a comprar el pan. Después, al llegar a mi destino, no me dejaban entrar, me decían ‘y con esos shores me vení a decir que estai inscrito pa correr’, nunca tuve tenidas especiales ni menos carita de típico niño lindo que anda en bici pa entretener a sus papis, mi pasión era sólo correr y ganar, y lo hacía. Entonces llegó la presidenta del club y dijo ‘este chiquillo es de mi club, déjalo pasar nomás’…y así logré mi primer campeonato nacional amateur en 1994. Todo el mundo miraba cómo ese pendejo pobre al que adelantaron en la carretera les quitaba las copas a los reyes de la fiesta.

En 1995 pasé de la categoría novicios a los expertos y ahí salí campeón nacional dos veces más, y tercero en la copa sudamericana: el mejor chileno. La última vez que corrí fuera de Santiago fue en el estadio Germán Becker de Temuco, a las 12 de la noche del día anterior me conseguí la plata pal’ tren…llegué 1 hora atrasado a Temuco, entré al estadio y mi carrera todavía no era, dieron la hora de almuerzo y como no tenía más monedas me fui a reconocer la pista…al momento de la carrera, iba en el primer lugar en la última curva y la lluvia me hizo caer, pude haberme parado para llegar tercero, pero tanto sacrificio no era como para llegar con una medalla a la casa. Esa fue la primera vez que no saqué un lugar en dos años…lloré.

A fines de ese año cambié mi bici por una robada, era la única y la mejor que había en Chile, yo sabía que era robada y la mandé a pintar y transformar completamente, pero nada me salvó. El dueño de esta bici era de Concepción, y en una fecha del campeonato nacional me vio en San Bernardo, conocido era el rumor de que yo tenía la bici…entonces al final del día el viejo se acercó y me dijo que si no se la entregaba iba a llamar a los pacos, entonces yo se la devolví, pero sólo el marco, porque las piezas eran mías, el viejo me pasó 20 lucas y me prometió que me mandaría un marco Bianchi desde Concepción, yo no acepté. En ese momento se terminó mi carrera, mi orgullo herido impidió que me apareciera en meses por la pista y perdí el apoyo de mis padres, quienes veían cómo yo derrochaba las 200 lucas que ellos invirtieron en mí”

Irresponsabilidades como esta matan a los deportistas chilenos, quizás sea un problema de educación, sin embargo esa responsabilidad no es tan sólo del checho, es también de toda la sociedad que no está comprometida con el apoyo del deporte. Sergio iba a perder a a su padre en 1998, y su vida iba a dar un completo vuelco, se comenzó a juntar con “amigos” de muy mala influencia y el joven dueño del mejor talento de Chile iba a caer en las drogas, lo iban a echar de la casa, para volver a los 25 años pidiendo con lágrimas una oportunidad que le devolviera la vida.

“hace unos 4 meses me fui a dar una vuelta al estadio, y ahí estaban los mismos dueños de los clubes, me reconocieron al toque, impactándose al verme (…) hoy son muy distintas las cosas, hasta con zapatillas especiales corren, y el nivel está mucho más desarrollado, parece que los auspiciadotes se están poniendo y eso me alegra, pero a la vez me frustra”

Esterlina, su mamá, dice que el problema del Checho fue su eterna porfía y sus caprichos:

“hizo primero medio 3 veces y finalmente lo dejó por dedicarse al deporte, y después que le quitaron la bici por la que daba la vida se nos murió y se llenó de orgullo, quizás a otra persona no le pasaba lo mismo”

Sergio cree que su personalidad es como la del chino Ríos, trascendental en sus fracasos después de estar en la gloria.

Estos casos llaman a un país entero a comprometerse con los deportistas en proyección. Sergio jamás recibió una orientación por parte del gobierno, la educación en ese aspecto es nula:

“prefería mil veces a alguien que me enseñara a vivir que a alguien que me enseñara álgebra”-dice Sergio-.

El sudador!


No hay comentarios: