domingo, 2 de diciembre de 2007

EDITORIAL


Pensar que somos el país con el que más frontera comparte, pensar que les entregamos a nuestra única miss universo en bandeja, pensar que nuestro máximo goleador histórico de la selección de fútbol les entregó los mejores años de su vida, pensar que somos el segundo país en donde más éxito tuvo su mítica banda Soda Stereo, pensar que les regalamos más de la mitad de nuestra Patagonia, pensar que les recibimos cada año decenas de modelitos “talentosas” para que engorden su “bolsisho”, pensar que les prestamos nuestra patria para que gritaran por última vez campeón en un campeonato de fútbol (Copa América 1993), pensar que… bueno, y pensar que no tenemos ni siquiera el 10% de su nivel deportivo.

¡Con cuánta envidia te admiramos celeste y blanca!, potencia en la mayoría de los deportes populares a nivel mundial.

Dos veces campeones del mundo y una vez campeones olímpicos en fútbol (siendo la nación que más torneos internacionales ostenta entre las selecciones y los clubes); campeones mundiales y olímpicos de básquetbol; histórico tercer puesto en el mundial de rugby 2007; histórico grand slamp del US Open ganado por el “Pato” Ángel Cabrera en el golf este año también; medallistas olímpicos de plata y bronce con “las leonas” en el Hockey césped femenino; ganadores de 6 gran slamp en tenis en la era abierta con Guillermo Vilas, Gabriela Sabatini y Gastón Gaudio, además de dos Copas Masters (Vilas y David Nalbandián), y si a esto se le suma el récord de haber terminado con 10 jugadores entre los 75 mejores del mundo este 2007 en el ranking ATP estamos hablando de una potencia extraordinaria; 5 campeonatos mundiales de formula 1 con Juan Manuel Fangio…podría seguir hasta cansarme, pero no basta más para reflexionar y preguntarse qué nos hace inferiores en un contexto histórico tan similar con el pueblo argentino, ¿será la educación, será el clásico capricho de inferioridad del chileno, o simplemente será algo natural en el corazón de los albicelestes?

Tampoco se están menospreciando los talentos que han sabido gritar ¡viva Chile! en el exterior, sin embargo no se vislumbra un cambio en las políticas públicas de los gobiernos que garanticen una inversión con ambición, pues de nada sirven las promesas sin canchas iluminadas y sin el financiamiento de jóvenes que se pierden sólo por no tener plata, como se releja en algunos artículos de esta revista.

Richard Sandoval N.- editor

El sudador!

No hay comentarios: